Corría el año 2015 en Madrid y Alberto, que todavía no había cumplido los 30 y que acababa de ser tío por primera vez, recibía la llamada de una persona muy muy cercana a quien habían diagnosticado una enfermedad de esas que no molan nada.

En ese momento su vida cambió y su cabeza comenzó a preguntarse: "¿Será por lo que comemos?"

En una visita fuera de España había infinidad de alternativas saludables para los más pequeños, especialmente enfocadas en la alimentación ecológica. Así que llamó a Javier, su amigo del cole de toda la vida, y se lanzaron a investigar alternativas saludables para los más peques en España.

En ese año 2015 -mientras ya había alimentos ecológicos para adultos- en el pasillo de infantil de los supermercados era misión imposible encontrar algo a la altura.

La idea no era, en realidad, más que una solución necesaria: nuestros peques pedían ayuda a gritos. Por aquel entonces Alberto y Javier vivían fuera de España pero decidieron dejar todo para montar Smileat. 

Así nació Smileat, con tres premisas tan claras como claves: que la alimentación es crucial para nuestra salud; que los químicos, fertilizantes, hormonas y residuos no son nada buenos; y que podemos evitar todo esto con alimentos ecológicos y envases sostenibles.